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Las parroquias compartidas les ofrecen una oportunidad a los latinos de configurar el futuro de la iglesia

People walk outside San Carlos Borromeo de Carmelo Mission in Carmel, Calif., May 17. As the U.S. Latino Catholic population grows, shared parishes offer Hispanics the best change to influence the church. (CNS photo/Nancy Wiechec)

People walk outside San Carlos Borromeo de Carmelo Mission in Carmel, Calif., May 17. As the U.S. Latino Catholic population grows, shared parishes offer Hispanics the best change to influence the church. (CNS photo/Nancy Wiechec)

por Tom Tracy

WEST PALM BEACH, Florida (CNS) — En septiembre, los católicos latinos de poblaciones localizadas en las Smoky Mountains, al occidente de Carolina del Norte, bajarán para reunirse en el Centro de Charlotte a fin de participar en una procesión eucarística en la que se mezclen asociaciones católicas, tradiciones étnicas, estatuas de la Virgen María y mucha oración.

El 12 de septiembre, una delegación proveniente de las Smoky Mountains se reunirá con miles de otros católicos de ambas Carolinas en una peregrinación matutina que se dirigirá al centro de Convenciones de Charlotte para participar en un Congreso Eucarístico de la diócesis.

Se calcula que la participación para el evento anual, ya en su decimoprimera edición, será nutrida, con una cifra calculada en un 50 por ciento de unas 13,000 personas registradas, pertenecientes a la población de católicos hispanos de las Carolinas en su estado floreciente actual.

Muchas de esas personas son mexicanoamericanos que trabajan en servicios de construcción y comercio, digna muestra de la presencia de unos 15,000 católicos hispanos distribuidos en regiones limítrofes de Carolina del Norte, Georgia y Tennessee.

Algunos funcionarios de ministerio hispano de la diócesis afirman que los católicos latinos de la región han cultivado una disposición de por vida en forma constante para la formación católica en la que se cuentan los jóvenes, los adultos jóvenes, parejas de casados, grupos carismáticos y la comunidad en general, en trabajo conjunto de catequesis de generaciones consecutivas. Tal disposición, que se manifiesta en forma evidente, se desplegará en el congreso, dijo Carlos Castañeda, coordinador de ministerio hispano de la diócesis de Charlotte.

“Han estado trabajando en la región de las Smoky Mountains, durante unos cinco a siete años, en el desarrollo de esta idea de reunir a familias enteras. Y en este esfuerzo familiar común no hay necesidad de separar a grupos diferentes pues podemos reunirnos, dialogar entre nosotros y sentirnos unidos”, dijo Castañeda.

“La figura del papa Francisco nos ha ayudado a diseminar el mensaje de amor, para reunirnos y gozar la vida”.

Y sucede, que muchas de las mismas familiaslatinas de las Smoky Mountains tienen otra cita dos semanas después del congreso pues se verán con el papa Francisco en el Encuentro Mundial de Familias, en Filadelfia. Se transportarán en autobuses, en donde se unirán a unas 300 familias hispanas provenientes de la más extensa Provincia de Atlanta para participar en el encuentro que auspicia el Vaticano aquí en los Estados Unidos.

“Nuestra idea era la de decir: ‘Vayamos a Filadelfia como parte del proceso de nuestro encuentro”, dijo Castañeda, quien es especialista de producción fílmica y que trabajará como intérprete y voluntario de medios de difusión en las tres ciudades que visite el papa Francisco: Filadelfia, Nueva York y Washington.

El encuentro será la culminación de un proceso nacional de reflexión y evangelización para dirigentes de acción pastoral hispana, desarrollado durante cinco largos años, que tiene el propósito de atraer a un millón de católicos latinos y el de identificar a una nueva generación de dirigencia.

Castañeda también fue voluntario en las Jornadas Mundiales de la Juventud del año 2013, llevadas a cabo en Río de Janeiro, en donde aprendió que el valor de los eventos realizados alrededor de una visita del papa reside en las acciones que se tomen después.

“Eso es algo que aprendí, inicialmente, por medio de comunicaciones electrónicas sociales. No es precisamente lo que el papa diga o haga en su visita, sino lo que se desencadena después”, explicó. “Creo que el haber incluido a Filadelfia como parte de nuestro encuentro particular ha sido una decisión sabia. Así que no se trata de decir: ‘bueno, ya se terminó la fiesta con el papa y ahora, simplemente, nos regresamos a casa'”.

La presencia de latinos en Filadelfia y en los eventos a desarrollarse en los seis días de la visita del papa a los EE.UU. nos servirá como recordatorio de las regiones en donde la población de católicos de EE.UU. va en aumento. Y no es en los corredores de poder político o de negocios en la región aledaña al mar, al este, ni tampoco en el cinturón de óxido del medio oeste, sino en las anchas franjas de los estados del sur y del oeste.

En el Censo de los EE.UU. y en otros bancos de datos demográficos se demuestra que:

  • En 2020, el porcentaje de católicos hispanos será semejante al de católicos de raza blanca que no sean hispanos en los Estados Unidos.
  • Los hispanos representan un 71 por ciento de crecimiento de la población católica de EE.UU., desde la década del 1960.
  • Cerca de dos tercios de menores católicos de edad escolar en los Estados Unidos son latinos.
  • Algunas de las 4,500 parroquias de los EE.UU. tienen cierta forma de ministerio hispano orientado principalmente hacia inmigrantes.

Estas cifran revelan “la historia de dos iglesias en las que se van conformando prioridades y decisiones sobre actividades de evangelización en nuestra época”, dijo Hosffman Ospino, profesor asistente de ministerio hispano y educación religiosa en el Boston College, quien ha hecho investigaciones y escrito varios libros sobre población católica hispana dentro del contexto de parroquias y escuelas católicas.

“El presente y el futuro del catolicismo en los Estados Unidos va tomando forma como producto de importante dinámicas en estas dos regiones de nuestro país, el sur y el occidente”, dijo. La iglesia está de alguna manera fuera de sincronización nacional en cuanto a recursos de desarrollo y prioridades debido a “la basta diversidad de experiencias en las diferentes regiones en donde el catolicismo ha profundizado sus raíces”, explicó.

Ospino hizo notar que son las parroquias, históricamente hablando, las mejores estructuras para canalizar una respuesta evangélica, incluyendo el ministerio hispano. Sin embargo, un 61 por ciento de parroquias de los Estados Unidos permanecen encerradas en centros tradicionales católicos del noreste y oeste medio, mientras que en el sur y el oeste se necesita construir más número de templos, escuelas y universidades.

“En algún momento, necesitamos el desarrollo de redes de solidaridad que nos permitan atraer algunos de los grandes recursos de la región del noreste y occidente medio para que los esfuerzos de la evangelización sean relevantes en el resto del país”, dijo.

Para los católicos latinos, existe otra desigualdad de recursos en relación a necesidades dentro de la educación católica, que se considera crucial en el proceso hereditario de la fe y tradiciones religiosas, como también para poder brindarle las mejores oportunidades a la generación venidera de católicos.

Ospino, que ha dirigido un estudio sobre escuelas católicas y familias hispanas, que se dará a conocer el mes de octubre próximo, hizo notar que al tiempo que el número de menores católicos hispanos ha aumentado exponencialmente, cientos de escuelas católicas de educación primaria se han cerrado o se han fusionado.Hay unos 12 millones de menores de edad escolar hispanos en los Estados Unidos.

“En nuestras escuela de hoy se le da servicio solamente a un 3 por ciento de la población de edad escolar hispana a quien se podría brindar un servicio más extenso”, dijo. “Comparemos esta cifra con la de hace 70 años cuando más de la mitad de menores católicos asistían a escuelas católicas”.

Y sugirió que la Iglesia Católica de los Estados Unidos trabaje para asegurar que un 50 por ciento de menores hispanos conformen un 50 por ciento de inscripciones en las escuelas católicas.

En general, el número de parroquias de los EE.UU. en las que se realiza el ministerio dirigido tanto para anglos católicos como para hispanos católicos ha aumentado, de alguna manera, al doble, desde la década del 1980, en cerca de 5,000 parroquias. Mientras la población hispana aumenta, más dirigentes de acción pastoral han desarrollado competencia intercultural para poder servir a parroquianos de estratos culturales múltiples, dijo Ospino. Y lo mismo se puede decir con respecto a los seminarios, añadió.

En contraste con oleadas de inmigrantes en el pasado, los católicos latinos de hoy se sienten menos inclinados a formar comunidades encerradas en parroquias de origen étnico o nacional que les son familiares a los irlandeses, alemanes o polacos;y en lugar de eso, forman comunidades de “parroquias compartidas ” en donde se celebran los sacramentos en diversas lenguas.

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