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Trabajadores inmigrantes, que están cerca del ‘corazón del papa’, construyen altar, ambón

Los jornaleros Francisco Santamaría, inmigrante de Nicaragua, y Fausto Hernández, inmigrante de República Dominicana, trabajan el 6 de agosto en una silla que está siendo construida para el papa Francisco en Port Chester, Nueva York. La silla será usada por el papa cuando celebre Misa en el Madison Square Garden, en Ciudad de Nueva York, el 25 de septiembre. (Foto CNS/Gregory A. Shemitz)

Los jornaleros Francisco Santamaría, inmigrante de Nicaragua, y Fausto Hernández, inmigrante de República Dominicana, trabajan el 6 de agosto en una silla que está siendo construida para el papa Francisco en Port Chester, Nueva York. La silla será usada por el papa cuando celebre Misa en el Madison Square Garden, en Ciudad de Nueva York, el 25 de septiembre. (Foto CNS/Gregory A. Shemitz)

por Beth Griffin

RYE, Nueva York (CNS) — Al norte de Nueva York, en dos talleres separados por 26 millas, pequeños equipos de improbables artesanos están construyendo el altar, el ambón y la silla de presidir que el papa Francisco usará cuando celebre Misa en el Madison Square Garden el 25 de septiembre.

En Port Chester el hermano salesiano Salvatore “Sal” Sammarco, instructor veterano de carpintería en escuela secundaria, lidera tres jornaleros inmigrantes que están construyendo la simple silla de roble en un doble garaje prestado.

Los hombres son escogidos de las filas de dos grupos que defienden salarios justos, seguridad para los trabajadores y entrenamiento de destrezas. La misión Don Bosco Workers Inc. en Port Chester y la misión Obreros Unidos en Yonkers están asociados con Caridades Católicas de la Arquidiócesis de Nueva York.

A su vez, William Kelly, otro maestro artesano y maestro de taller de madera, guía a tres adolescentes en Lincoln Hall Boys’ Haven en Lincolndale. Ellos están haciendo el altar de roble y el ambón que le hace juego. Lincoln Hall es un centro educativo afiliado a Caridades Católicas que provee servicios residenciales y comunitarios a niños y sus familias. Los jóvenes son asignados al programa por los tribunales familiares.

El cardenal Timothy M. Dolan de Nueva York visitó ambos lugares el 6 de agosto.

“Obviamente, el Madison Square Garden no es una iglesia”, él dijo en Port Chester. El cardenal Dolan dijo que en vez de comprar mobiliario o hacerlo profesionalmente, él y otros que planean la Misa los querían hechos por “personas que están particularmente cerca del corazón del papa Francisco”.

Ellos querían específicamente involucrar a inmigrantes y jóvenes con problemas “que tuvieran hermosas habilidades y las usaran para la gloria de Dios y al servicio de otras personas”, dijo el cardenal Dolan.

El hermano Sal dijo que no habrá tallas ni símbolos en la silla y que esta será cubierta con lona blanca. “No es lujosa. Es como comer a la mesa de la cocina, no en el comedor”, dijo el hermano Sal a Catholic News Service.

Los obreros que están trabajando en la silla son de México, Nicaragua y República Dominicana.

Gonzalo Cruz, director de Don Bosco Workers, dijo a CNS que el proyecto es “significativo para nosotros como católicos. Representamos justicia para los trabajadores y estamos contentos de ser parte de esto”.

Dos mujeres de Obreros Unidos están bordando manteles para el altar, tales como los purificadores con diseños de corazones y palomas para representar el Sagrado Corazón de Jesús y el Espíritu Santo.

Ann Heekin, presidenta de Don Bosco Workers, dijo a CNS que los trabajadores rezan el rosario todos los días a la hora de terminar.

El lugar del proyecto es propiedad del sindicato Communications Workers of América, Local 1103, que también ofrece espacio de reuniones para que la organización de jornaleros lleve a cabo el entrenamiento sobre seguridad y otros programas durante todo el año. Kevin Sheil, presidente de la Local 1103, dijo a CNS: “Los trabajadores de Don Bosco habían sido abusados. Hemos tenido reuniones con ellos durante el pasado año y medio, les hemos ofrecido ayuda y les hemos ayudado a comenzar su campaña contra el robo de salarios”.

Sheil admitió que pensó que era una broma cuando escuchó que sus colegas jornaleros estarían construyendo la silla papal en el garaje de la local. Ahora el sindicato está proveyendo espacio, herramientas, agua y comidas según sean necesarios.

“Estamos increíblemente honrados de estar asociados con este proyecto”, él dijo.

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