Ethiopian Orthodox Christians light candles and pray during the Holy Fire ceremony in Jerusalem’s Church of the Holy Sepulcher in this April 19, 2014, file photo. (CNS photo/Abir Sultan, EPA)
por Judith Sudilovsky
JERUSALÉN (CNS) — Las restricciones que han impuesto los israelitas para llegar a la iglesia del Santo Sepulcro en Semana Santa y en la Pascua de Resurrección son parte de las normas de acción política del gobierno israelita para hacer de Jerusalén una ciudad judía exclusivamente, dijo Yusef Daher, secretario general del Centro de conjunción de iglesias en Jerusalén.
Y Daher describió cómo hay barreras policiacas puestas por los israelitas que estorban el flujo y número de personas que pueden llegar a la iglesia el Viernes Santo y a la ceremonia del Fuego Sagrado de la iglesia ortodoxa en la vigilia de Pascua, aceptando que a pesar de que la única entrada a la iglesia puede ser causa de riesgo de incendio, no ha habido ningún problema en más de un siglo.
“Estas [restricciones] no se impusieron hace 10 años”, dijo.
En la ceremonia del Fuego Sagrado se intercambia fuego, de acuerdo con la tradición, que se lleva milagrosamente desde la tumba de Jesús por los patriarcas griegos ortodoxos y armenios. Las primeras llamas se pasan de mano en mano con antorchas para encender ramos de velas. Con tiempo, el fuego de la ceremonia se envía a varias parroquias de Tierra Santa.
La ceremonia ha llegado a ser materia de disputa durante los pasados 10 años entre la policía israelita y los cristianos de la localidad.
La policía dice que, debido a que hay una sola puerta para entrar y salir, la ceremonia del fuego les presenta alto riesgo a los visitantes en caso de que se produzca un incendio, como sucedió en 1808, que dañó seriamente la cúpula de la Rotonda, y en el que murieron docenas de peregrinos. También a mediados del 1800, se informó que cientos de peregrinos perecieron durante la ceremonia del Fuego Sagrado.
Los cristianos palestinos que viven en el Banco Occidental y en Gaza necesitan también permiso especial para poder asistir a las ceremonias de Semana Santa y de la Pascua de Resurrección. Los israelitas distribuyen los permisos a última hora y, por si fuera poco, con frecuencia no dan los suficientes para que toda la familia respectiva viaje.
