
El monaguillo Fernando Martínez asiste al arzobispo Shawn McKnight durante la misa del Día Familiar de las Vocaciones.
Junto al arzobispo, de izquierda a derecha, están: el diácono Curtis Keddy, el diácono Ramiro Rocha y el diácono Mario Gutiérrez Juárez.
por Olivia Martin-Davies
olivia.martin@theleaven.org
MISSION — Los niños se reían nerviosamente mientras les ataban las vendas en los ojos y sus padres se hacían a un lado.
La tarea parecía lo suficientemente sencilla: escuchar la voz de sus padres y seguirla hasta un cofre del tesoro.
Pero de pronto, el salón se llenó de ruido: gritos, risas, pisadas, manos golpeando las mesas —todo diseñado para simular las distracciones del mundo cuando intentamos escuchar el llamado de Dios.
Los niños avanzaban con cautela, extendiendo los brazos mientras trataban de reconocer las voces familiares en medio del alboroto. Varios admitieron después que se sintieron asustados, perdidos e incluso “como si fueran a caerse”.
Mientras tanto, los padres expresaban sus propias preocupaciones: se sentían nerviosos e impotentes al intentar guiar a sus hijos solo con la voz, en medio del caos.
Al final, todos encontraron el cofre del tesoro, guiados por el amor, la paciencia y la presencia de sus padres.
Toda esta emoción formó parte del segundo Día Familiar bilingüe de las Vocaciones, celebrado el 25 de octubre en la iglesia St. Pius X en Mission. Más de 150 personas de parroquias de los condados de Wyandotte y Johnson asistieron al evento.

La hermana Lucero García, SM, conversa con el pequeño hermano Francisco-María (a la izquierda) durante el segundo Día Familiar de las Vocaciones bilingüe, celebrado el 25 de octubre en la iglesia St. Pius X en Mission.
La mañana incluyó testimonios, lecciones sobre la oración, la santidad y el servicio, además de una misa con el arzobispo Shawn McKnight. Las actividades con las vendas dieron inicio a la tarde.
“Es difícil encontrar el tesoro si no sabes dónde está o qué es”, explicó Verónica Olivares, directora de educación religiosa en la iglesia Good Shepherd de Shawnee, a las familias que participaron en la actividad con los ojos vendados. “Se necesita mucho esfuerzo para escuchar por encima del ruido que intenta distraernos.”
Diversidad de vocaciones
El evento continuó con un panel que mostró la riqueza de las vocaciones en la Iglesia: las hermanas y hermanos religiosos, el diaconado, la vida matrimonial y el sacerdocio.
Rosalía Gutiérrez, feligresa de la parroquia All Saints en Kansas City, Kansas, ofreció una perspectiva cercana sobre lo que significa estar casada con un diácono — en su caso, el diácono Mario Gutiérrez Juárez, de la oficina del ministerio hispano arquidiocesano.
“Es una bendición tener a un diácono como esposo”, dijo Gutiérrez, “pero a veces es difícil tener que compartirlo con los demás.
Después de la misa, estoy sola, esperando una o dos horas. ¡He aprendido a tener paciencia!”.
Olivares también habló en nombre de quienes son llamados al matrimonio y a la vida familiar. Recordó a las familias que la santidad es un proceso, no la perfección.
“Dios ama nuestras imperfecciones. No quiere personas perfectas”, dijo. “[La Iglesia] está abierta… aquí aprendemos a perdonar.”
La hermana Mónica Bernadette Argüello, SCTJM, organizó el evento a través de la oficina arquidiocesana de matrimonio y vida familiar, y reflexionó después del retiro sobre el don y la belleza de cada camino vocacional.
“Me siento muy bendecida de ser llamada esposa de Cristo”, dijo, “pero también, ¡qué regalo es poder promover matrimonios santos y ver cuánto me ayudan en mi propia vocación!
“Necesitamos, ante todo, construir en nuestras familias una cultura vocacional. Eso fue lo que enseñó la Madre Adela Galindo, la fundadora de mi comunidad: construir ese hogar, esa escuela y ese camino dentro del hogar, dentro de la familia.”
Familia sana, comunidad sana
Para María Guerrero y su esposo Fernando Martínez, feligreses de la Catedral de St. Peter en Kansas City, Kansas, participar en el retiro significó ir a servir.
“Estamos ayudando en este retiro porque creemos que la familia es muy importante”, dijo Guerrero. “Si la familia está bien, entonces nuestras comunidades están bien.”
El tema “¿Dónde está tu tesoro?” tocó el corazón de Martínez de una manera especial.
“Necesitamos saber dónde buscar ese tesoro… en la familia, en la vida espiritual”, dijo Martínez. “El tesoro más importante es abrir nuestros corazones a Cristo.”
Herman Barrera y su esposa Paula Lática, también feligreses de la catedral, añadieron que uno de los tesoros del retiro fue el apoyo lleno de amor cristiano que no esperaban, pero que recibieron.
“Lo que más me llamó la atención fue el apoyo del arzobispo hacia la comunidad hispana y ver cómo se esfuerza por hablar español”, dijo Barrera. “¡Y lo hace bien!… Damos gracias a Dios por habernos dado a este hombre.”
“Este servicio de nuestro obispo, que hizo el esfuerzo de hablar español… si no aprovechamos eso, estamos perdiendo mucho”, agregó Guerrero.
Lática expresó un agradecimiento especial por la bendición de las Siervas de los Corazones Traspasados de Jesús y María (SCTJM), quienes la invitaron a colaborar en el retiro.
“Hemos decidido servir al Señor, así que cuando las Hermanas nos invitaron a venir y servir a los demás, supimos que estábamos llamados a este servicio”, dijo.
El día concluyó con oración, ánimo y una esperanza compartida por muchos: que las familias sigan escuchando la voz de Dios — y ayudando a sus hijos a hacer lo mismo — incluso cuando el mundo es ruidoso.
“Dios siempre nos espera”, dijo Martínez.
“Solo tenemos que seguir escuchándolo.”
