por Catholic News Service
LA PAZ, Bolivia (CNS) — Alabando los esfuerzos de Bolivia para incluir a todos los ciudadanos dentro de la vida económica, política y social del país, el papa Francisco también defendió la historia y el derecho de la Iglesia Católica de ser parte activa en la sociedad y el derecho de los obispos de comentar asuntos públicos.
El papa llegó una hora tarde, el 8 de julio a La Paz, ciudad que se columpia casi a 12,000 pies sobre el nivel del mar, en donde se había programado que pasaría solamente cuatro horas debido a los riesgos de altitud.
Bolivia fue la segunda escala del viaje que el papa Francisco realiza por algunos países de Latinoamérica, del 5 al 12 de julio, habiendo llegado de Quito, Ecuador.
El presidente de Bolivia, Evo Morales, que con frecuencia ha sido crítico acre de los obispos de su país, estaba en el aeropuerto para darle la bienvenida al papa Francisco.
“Quien quiera que traicione a una persona pobre, traiciona al papa Francisco”, dijo Morales en comentarios que se hicieron breves para evitar que el papa pasara mucho tiempo a gran altitud sobre el nivel del mar. “Hermano papa: En muchos momentos históricos se utilizó a la iglesia para dominio, yugo y opresión; ahora el pueblo boliviano lo recibe a usted con esperanza y júbilo y le da la bienvenida como el máximo representante de la Iglesia Católica, quien vino a Bolivia a ayudar con la liberación de nuestros pueblos”.
Las relaciones entre iglesia y estado en Bolivia han sido tensas, con dirigentes de la iglesia presentados como los críticos principales de Morales, quien llegó a ser el primer presidente indígena del país, desde 2006. Los dirigentes de la iglesia dicen que su partido Movimiento hacia el Socialismo ha tratado de marginalizar el catolicismo, pero miembros del partido dicen que la iglesia se queja debido a que ha perdido su posición privilegiada en la sociedad que tenía antes.
El papa Francisco puso en claro ante Morales, en el discurso que pronunció en el aeropuerto que “la voz de los obispos, que debe de ser profética, se dirige a la sociedad en nombre de la iglesia, nuestra madre, desde su opción preferencial y evangélica a favor de los pobres”.
El propósito de los programas de educación católica, de salud y de bienestar social es “el de trabajar por el desarrollo íntegro de la persona, como también el cuidado y protección de los que son más vulnerables”, dijo el papa. “No podemos creer en Dios Padre sin ver en cada persona a nuestro hermano o hermana, y no podemos seguir a Jesús sin dar nuestra vida por aquellos por quienes murió en la cruz”.
Enfatizando “los pasos importantes” que la nación ha dado para promover mayor inclusión e igualdad entre los ciudadanos, el papa Francisco hizo notar que la constitución “reconoce los derechos de los individuos, de las minorías y del medio ambiente natural, y toma en cuenta a las instituciones para promoverlos”.
Las palabras en el papel, sin embargo, no pueden hacerse realidad sin “cooperación cívica y diálogo”, dijo.