por Cindy Wooden
CIUDAD DEL VATICANO (CNS) — Después de que un fuerte terremoto sacudió al centro de Italia y noticias preliminares reportaron muchas muertes y daños fuertes, el papa Francisco cambió su audiencia general semanal del 24 de agosto por un momento de oración.
Mientras que el papa y unos 11.000 peregrinos y turistas rezaban los misterios dolorosos del rosario en la plaza de San Pedro, seis bomberos del Vaticano iban en camino a la ciudad de Amatrice, ubicada a unas 85 millas al este de Roma, para ayudar en la búsqueda de las víctimas bajo los escombros. El papa envió a seis agentes de la policía del Vaticano para que se unieran a los otros equipos de rescate el día siguiente.
El Servicio Geológico de los Estados Unidos dijo que el terremoto era de 6,2 grados de magnitud en la escala de Richter y tuvo su epicentro cerca de Norcia, el lugar de nacimiento de San Benedicto y el hogar de un monasterio de monjes benedictinos que están atrayendo a un número creciente de visitantes debido a su solemne vida de oración y por su negocio de fabricación de cerveza. Los monjes y sus invitados no sufrieron heridas y están bien, pero el monasterio y la basílica de San Benedicto sufrieron mayores daños estructurales.
Los temblores más pequeños — por lo menos dos de los cuales registraron más de 5,0 — continuaron 24 horas después del sismo principal. El 26 de agosto, autoridades italianas dijeron que la cifra de muertos había llegado a 267, y dijeron que 260 personas fueron hospitalizadas con lesiones relacionadas con el terremoto. Los equipos de rescate pudieron sacar a 238 personas de entre los escombros.
Cuando el papa Francisco llegó a la plaza de San Pedro para su audiencia general sólo seis horas después del sismo principal, el dejó a un lado su charla preparada y habló de su “tristeza” y su “cercanía” hacia cada uno en la zona del terremoto, especialmente a aquellos que perdieron a sus seres queridos y “aquellos que están siendo sacudidos por el miedo y el terror”.
“Habiendo escuchado al alcalde de Amatrice decir: “La ciudad ya no existe “, y “sabiendo que hay niños entre los muertos, siento una profunda tristeza”, dijo el papa Francisco.
Asegurando a la gente en la región sobre las oraciones y “el abrazo de toda la iglesia”, el papa pidió a la multitud en la audiencia a unirse en oración para que “el Señor Jesús, que siempre se mueve por el sufrimiento humano, consuele a los abatidos y les de paz “.
El arzobispo Joseph E. Kurtz de Louisville, Kentucky, presidente de la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos, pidió también a los católicos de Estados Unidos a rezar el rosario por las víctimas en Italia, así como por las víctimas de otros desastres naturales, incluyendo aquellos que están sufriendo a causa de las inundaciones en Luisiana.
“Sabiendo muy bien el costo personal que sufren las víctimas de los desastres naturales en nuestro propio país, vamos a unirnos con el Santo Padre en oración por todos los que sufren desde Luisiana hasta el centro de Italia”, dijo el arzobispo en un comunicado del 24 de agosto.
El obispo Domenico Pompili de Rieti, la diócesis que incluye Amatrice, dijo que recibió una llamada telefónica del papa Francisco a las 7 la mañana del terremoto. El terremoto y la primera réplica grande se sintieron en Roma y despertaron al papa, señaló, añadiendo que el papa Francisco dijo que había celebrado misa por las víctimas, poco después de las 4:30 a.m.
Caritas de Italia y sus afiliados diocesanos se movilizaron de inmediato con sus voluntarios corriendo hacia los pueblos afectados, y ayudaron en la operación de búsqueda y rescate, dando comida y sabanas y ayudando al personal del gobierno italiano a levantar tiendas de campaña en las afueras de las ciudades dañadas. La Conferencia Episcopal Italiana comprometió inmediatamente 1 millón de euros (1,1 millones de dólares) para las actividades de socorro y pidió a todas las parroquias a hacer una colecta especial durante las misas del 18 de septiembre para ayudar a las víctimas.
En Amatrice, uno de los pueblos más afectados, se encontraron los cuerpos de tres monjas y cuatro personas de edad avanzada que estaban albergadas en una casa que las monjas operan. Los cuerpos fueron sacados sin vida de entre los escombros el 25 de agosto. Otras tres monjas y dos personas de edad avanzada fueron rescatadas en el hogar operado por las Siervas del Señor.
Muchos de los pequeños pueblos de la región tienen pocos residentes que viven allí durante todo el año. Pero en el verano, la gente vuelve a pueblos nativos de sus familias a visitar a los abuelos y escaparse del calor de las grandes ciudades. Las víctimas del terremoto incluyen decenas de niños que pasaban las últimas semanas de agosto con sus abuelos.
Los funcionarios del gobierno dijeron que alrededor de 14.000 personas se han quedado sin hogar por el terremoto. Además de casas, en lugares donde antes había edificios de apartamentos, solo han quedado escombros, docenas de iglesias y conventos de la región se desmoronaron o sufrieron daños fuertes.
En el monasterio benedictino en Norcia, 15 monjes y sus cinco invitados ya estaban despiertos cuando ocurrió el primer sismo, dijo el padre benedictino Benedicto Nivakoff a Catholic News Service. El 24 de agosto es la celebración de San Bartolomé y en “los días de celebración nos levantamos temprano” para orar, agregó.
A la media hora del primer sismo, dijo el padre Nivakoff, la plaza fuera del monasterio estaba llena de gente “, porque es el lugar más seguro en la ciudad, alrededor de la estatua de San Benedicto”.
Aunque no hay edificios colapsados, “la fachada parece haberse separado” del resto de la basílica y reparaciones mayores son probables, dijo. Los monjes anunciaron más tarde el 24 de agosto que dos benedictinos permanecerían en Norcia, y estarán durmiendo en tiendas de campaña fuera de los muros de la ciudad, pero dijeron que el resto de la comunidad se mudaría temporalmente a Roma como una “medida de precaución” ya que las réplicas continúan.
Asís se encuentra a 45 millas de Norcia y, de acuerdo con el padre franciscano Enzo Fortunato, el sismo se sintió con fuerza en el convento y la basílica, que sufrió grandes daños por un terremoto en 1997.
El sismo despertó a todos los frailes, muchos de los cuales corrieron a la Basílica de San Francisco, pero no hay daño visible, dijo a ANSA, la agencia de noticias italiana.