por David Agren
SALTILLO, México (CNS) — Edelmiro Cardona apenas tuvo tiempo de huir de su país de Honduras con su hermano después de un encuentro con unos pandilleros.
Cardona, quien dejó a su esposa y su hija de 4 años en Honduras, explicó cómo su hermano había construido una casa, la alquiló, pero varios pandilleros, que eran parientes del inquilino, se mudaron allí y se negaron a entregarla.
“Tuvimos que huir porque ellos vinieron a nuestra casa disparando”, dijo Cardona, quien trabajaba instalando servicio de televisión por satélite, pero vendió su motocicleta para pagar por su escape.
Los hermanos llegaron lo más lejos posible al norte y llegaron a Saltillo, a 190 millas de la frontera de Texas. Decidieron no ir más lejos, sino solicitar asilo en México.
Ellos están entre un creciente número de centroamericanos que deciden quedarse en México en vez de intentar el viaje a Estados Unidos, destino tradicional para migrantes que fluyen desde los países al sur de México
“Estamos pidiendo refugio porque si regresamos a nuestro país de origen corremos el riesgo de ser asesinados”, dijo Cardona desde un refugio para migrantes administrado por la Diócesis de Saltillo, que le está ayudando con la solicitud de asilo. “Fue una amenaza directa”.
La migración desde América Central no es nada nuevo, ya que muchos salieron buscando mejores oportunidades económicas. Esta ruta convertía a México — un país significativamente más rico que los países del Triángulo Norte de El Salvador, Honduras y Guatemala — simplemente un lugar para pasar un tiempo mientras llegaban a Estados Unidos.
Pero estos días, mas migrantes está considerando México como una opción más atractiva debido a las restricciones estadounidenses para el reasentamiento de refugiados. Para los migrantes se trata de encontrar un lugar seguro.
México ha sido para los migrantes un país transitorio más que un destino, aunque la nación tiene una historia de acoger a los que buscan asilo. El más reciente ejemplo ocurrió durante la década de 1980, cuando miles de personas se vieron obligadas a huir de América Central por las guerras civiles.
Los que operan refugios para migrantes administrados por católicos, que operan en todo el país, junto con la oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (UNHCR), dicen que la tendencia de hoy día brota de los peligros que se encuentran en los países del Triángulo Norte.
El índice de homicidios sobrepasa 80 de cada 100,000 residentes de Honduras y El Salvador, entre los más altos del mundo. Poderosas pandillas extorsionan a dueños de negocios pequeños o exigen que los niños se unan a sus filas, con niños adolescentes obligados a realizar asesinatos y niñas obligadas a hacerse novias de pandilleros.
“Hay amenazas a familias completas por rechazar [las exigencias de las pandillas], así que se van. Estamos viendo irse más familias completas … incluyendo a los abuelos. Ellos se van de sus países debido a la persecución y entran a México como refugiados”, dijo Mariana Echandi, portavoz del UNHCR en México.
El camino que los migrantes usan para atravesar México presenta muchas dificultades. Grupos criminales regularmente atacan y secuestran a migrantes. Además, medidas enérgicas contra los centroamericanos que transitan por el país han resultado en miles de detenciones y deportaciones por parte de oficiales mexicanos.
Los operadores de refugios hablan sobre otro factor: dificultades cruzando la frontera de Estados Unidos. La hermana Leticia Gutiérrez, directora de Scalabrinianas misión para Migrantes y Refugiados, dijo que nadie cruza la frontera de Estados Unidos solo. Todos tienen que pagarle a alguien.
Los migrantes buscan ser reconocidos como refugiados [en México], “porque llegar a Estados Unidos se está haciendo cada día más difícil”, dijo el padre Alejandro Solalinde, fundador del refugio Hermanos en el Camino en la región del Istmo de Tehuantepec en el estado de Oaxaca.
Antonio Solís, de 20 años, dijo que fue atacado cuando iba cruzando México y le robaron 380 pesos, algo menos de $19. Él sabía de los riesgos del camino, pero huyó cuando unos pandilleros querían obligarlo a matar.
“Me halaron dentro de un automóvil y dijeron: ‘Vas a hacer esto. Si no haces esto sabemos dónde vive tu familia y serás el último en sufrir'”, dijo Solís, quien había trabajado como bracero pero quiere quedarse en México.
Padre Solalinde dijo que su refugio le pide a los migrantes que soliciten estatus de refugiados o asilo. Esas solicitudes se están aceptando cada día más, según estadísticas de la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados.
Comparado con el 2015, las solicitudes de asilo aumentaron en el 2016 por un 156.4 por ciento, informó la comisión. Más de 2,560 solicitudes de asilo exitosas fueron presentadas en el 2016, un aumento de un 175 por ciento comparado con las que se aprobaron en el 2015. El índice de aprobación se movió del 46 por ciento en el 2015 al 63 por ciento el año pasado, mientras que el número de solicitudes abandonadas se ha reducido.
Organizaciones que operan refugios dicen que se le está dando mejor información a los migrantes. Abogados que ayudan a algunos refugios como el que se encuentra en Saltillo, y otras organizaciones de apoyo, están ayudando a llenar más solicitudes para los refugiados.
Aún así, el proceso no siempre es fácil, ya que los casos pueden tomar hasta cuatro meses para resolver. La comisión opera solamente tres oficinas en todo el país y la gente todavía no conoce todos sus derechos legales o no sabe que puede solicitar asilo.
“Las personas no siempre pueden comprobar sus casos”, dijo sor Leticia. “Muchos de estos casos terminan con una decisión negativa, pero no porque estas personas no estuviesen en una posición de ser reconocidas, sino porque el proceso no fue diseñado bien”.