por Cindy Wooden
LA HABANA (CNS) — El papa Francisco comenzó su visita a Cuba orando por mayor libertad para la gente de la isla y haciendo un llamado a los políticos estadounidenses y cubanos a continuar adelante hacia las relaciones plenamente normales y las buenas relaciones entre vecinos.
Reunido con el presidente Raul Castro y hablando ante una pequeña multitud en el aeropuerto internacional José Martí el 19 de septiembre, el papa Francisco dijo que el reacercamiento cubano-estadounidense anunciado en diciembre es “un evento que nos llena de alegría” después de décadas de tensiones y un embargo económico de 55 años contra Cuba.
La nueva relación Estados Unidos-Cuba, de la cual los líderes de ambos países dijeron que el papa tuvo un rol facilitándola, es “una señal de de victoria de la cultura del encuentro y el diálogo”, dijo el papa Francisco.
“Insto a los líderes a perseverar en este camino y desarrollar todo su potencial como comprobante del alto servicio al cual están llamados a realizar para el bien de la paz y el bienestar de sus pueblos, de toda América, y como ejemplo de reconciliación para todo el mundo”, dijo el papa.
Apartándose brevemente de su texto preparado, el papa dijo: “Nuestro mundo necesita esta reconciliación en este momento de la ‘tercera guerra’ que se está luchando por etapas” con múltiples conflictos pequeños en curso simultáneamente.
Castro le dijo al papa que la normalización de las relaciones con Estados Unidos “exigirá resolver problemas y corregir injusticias”.
El embargo económico, establecido por Estados Unidos en 1960, “es cruel, inmoral e ilegal, y debe cesar”, dijo Castro. Él también insistió a que Estados Unidos devuelva los terrenos donde está construida la base naval Guantánamo.
Destacando el 80 aniversario de las relaciones diplomáticas cuabano-vaticanas y las visitas de san Juan Pablo II en 1998 y el papa Benedicto XVI en el 2012, el papa Francisco también exhortó al gobierno cubano a continuar dándole mayor libertad a la Iglesia Católica en el país comunista.
“Hoy renovamos esos lazos de cooperación y amistad de modo que la iglesia pueda continuar apoyando y animando al pueblo cubano en sus esperanzas y preocupaciones, con la libertad, los medios y el espacio necesarios” para proclamar el Evangelio, especialmente a las personas que están en los márgenes de la sociedad.
La histórica visita de san Juan Pablo II fue organizada parcialmente por el hermano de Raúl Castro, Fidel, quien lideró el país durante más de 45 años. Cuando el papa Benedicto visitó el país 14 años después, se aseguró de visitar al enfermo Fidel.
Durante la ceremonia de bienvenida en el aeropuerto, el papa Francisco le pidió públicamente al presidente “llevarle todos mis sentimientos de respeto y consideración particulares a su hermano Fidel”. Aunque no se anunció fecha ni hora, se esperaba que el papa Francisco se reuniera con Fidel Castro.
La iglesia cubana describió al papa Francisco como “misionero de misericordia” para Cuba, donde estaba programado a quedarse hasta volar a Estados Unidos el 22 de septiembre. Además de La Habana, el papa había de visitar Holguín y Santiago de Cuba y su cercano santuario de Nuestra Señora de la Caridad del Cobre.
Nuestra Señora de la Caridad, él dijo, “ha acompañado la historia del pueblo cubano, sustentando la esperanza que preserva la dignidad del pueblo durante las situaciones más difíciles y defiende la promoción de todo lo que le da dignidad a la persona humana”.
El papa dijo que estaría visitando el santuario “como hijo y peregrino para orarle a nuestra Madre por sus hijos cubanos y por su amada nación, para que esta camine por los senderos de la justicia, la paz, la libertad y la reconciliación”.
Poco después que su avión de Alitalia despegara del aeropuerto Fiumicino de Roma para el vuelo de 11 horas hacia La Habana, el papa Francisco caminó hacia la parte posterior del avión para saludar a los 76 miembros de la prensa que viajan con él tanto hacia Cuba como a Estados Unidos.
La paz estaba en su mente mientras salía de Roma, él dijo.
Justo antes de salir del Vaticano, él dijo, conoció una familia de refugiados sirios alojados en la parroquia Santa Ana en el Vaticano.
“Hoy el mundo está sediento de paz”, él le dijo a los reporteros. “Hay guerras, hay migrantes que huyen, esta ola de migración que proviene de las guerras, huyendo de la muerte y buscando la vida”.
“Me conmovió y me emocionó mucho” conocer la familia, el dijo. “Uno podía ver el dolor en sus caras”.
El papa Francisco agradeció a los periodistas “por todo lo ustedes hacen para edificar puentes, pequeños puentes, porque cada puente, cada pequeño puente, hace un puente grande de paz”.
El papa también dijo que sabía que el viaje del 19 al 28 de septiembre sería un reto profesionalmente para la prensa.
“Si no me equivoco”, él dijo, “creo que este es el viaje más largo que he hecho, un día más largo que el de Brasil (en el 201). Ustedes tendrán mucho trabajo que hacer”, él dijo.