by Junno Arocho Esteves
CIUDAD DEL VATICANO (CNS) — La mejor manera de integrar los migrantes a un nuevo país es asegurar que ellos sean involucrados en la vida social y cívica de su comunidad anfitriona, dijo un funcionario vaticano.
El arzobispo Silvano Tomasi, observador del Vaticano ante las agencias de la ONU en Ginebra, dijo ante los miembros de la Organización Internacional para las Migraciones (OMI) que a menudo los migrantes son “relegados a zonas confinadas”, particularmente en países que tienen “brechas significativas entre los que tienen y los que no”.
“Estas situaciones requieren repensar la relación entre la ciudad y los migrantes, tanto en términos de espacio urbano como de sus interacciones con otros grupos sociales”, él dijo. “Por lo tanto, es necesario diseñar un nuevo espacio público orientado a aumentar las relaciones sostenibles entre los habitantes y los espacios urbanos”.
El arzobispo habló el 27 de octubre durante una conferencia de dos días patrocinada por la OMI sobre cómo la migración y los migrantes están impactando ciudades en todo el mundo.
El arzobispo Tomasi dijo que con la bienvenida y la ayuda apropiadas los migrantes pueden ser “emprendedores, nuevos contribuyentes a un escenario social que evoluciona continuamente”.
“Su participación en la vida social y civil de las comunidades urbanas facilitan la integración de ellos y les permite devolverle al país anfitrión lo que han recibido”, él dijo. El arzobispo dijo que la integración y la participación también llevan a “confianza y seguridad mutua” entre los migrantes y sus ciudades anfitrionas.
Acoger a los migrantes le brinda un sentido más profundo a la ciudadanía al enfatizar la participación de todos para mejorar su sociedad y comunidad, dijo el arzobispo Tomasi.
“La contribución de cada persona se torna más valiosa en la edificación de la ciudadanía ‘desde abajo’: la dignidad inherente en cada ser humano recibe nueva relevancia”, él dijo.