por Sean Gallagher
INDIANAPOLIS (CNS) — El arzobispo estadounidense que codirige North American Orthodox-Catholic Theological Consultation y un archidiácono que ayuda a dirigir los esfuerzos ecuménicos ortodoxos en Estados Unidos observaron con interés mientras el papa Francisco y el patriarca ortodoxo ruso Kirill se reunían en Cuba el 12 de febrero.
Ambos, el arzobispo católico Joseph W. Tobin de Indianapolis y el archidiácono ortodoxo John Chryssavgis, vieron la importancia de la histórica reunión en La Habana entre un papa y un patriarca.
Ellos compartieron sus observaciones con The Criterion, periódico de la Arquidiócesis de Indianápolis.
El archidiácono Chryssavgis, asesor teológico nativo australiano del patriarca ecuménico ortodoxo Bartolomé de Constantinopla, describió la reunión como “un momento importante, hasta espectacular, en las relaciones entre Rusia y Roma”.
Él dijo que esta podría marcar los primeros “pasos de bebé” del movimiento de la Iglesia Ortodoxa Rusa hacia relaciones mejoradas con otras iglesias.
“El nuevo y crítico factor en este punto en la historia es el surgimiento de la Iglesia Ortodoxa Rusa en su disposición de unirse a la comunidad mundial en la mesa ecuménica, por decirlo así”, dijo el archidiácono Chryssavgis, “para poder ser una parte vital de la reacción cristiana unida a los asuntos globales, tales como la injustificada persecución de los cristianos en el Oriente Medio y la percibida subversión global de los valores cristianos”.
El papa Francisco y el patriarca Kirill también firmaron una declaración conjunta que establece el terreno común entre los católicos y los cristianos ortodoxos rusos en temas tales como el matrimonio, la vida familiar, la santidad de la vida y la libertad de culto. Ambos líderes enfatizaron más su condena de la persecución de los cristianos en curso en el Oriente Medio.
“Los dos puntos de unidad que el documento cita son la experiencia del primer milenio, es decir, hasta 1054”, dijo el arzobispo Tobin, “pero de una manera real y no simplemente como símbolo vacío, la sangre de los mártires, que en gran medida no implica cristianos rusos ni latinos. Pero son cristianos. Son coptos, sirios y caldeos los que están muriendo”.
El archidiácono Chryssavgis señaló: “No hay duda en mi mente de que, si la religión ha de tener una voz creíble, comprometida y valiente en nuestro mundo, entonces los líderes cristianos y, hablando mas ampliamente los religiosos, tienen que hablar juntos en contra de la violencia del terror, la guerra y la avaricia. Estas tienen que poner a un lado las diferencias teológicas o ideológicas para poder responder al dolor y el sufrimiento que prevalece en todo el mundo y especialmente en el Oriente Medio y Palestina. Esto no es convicción política; es una realidad global”.
Una de las razonas por las cuales no había habido una reunión entre un obispo de Roma y un patriarca de Moscú es que la Iglesia Ortodoxa Rusa ha disputado la legitimidad de la Iglesia Católica Ucrania, una de las iglesias católicas orientales que están en plena comunión con Roma.
La Iglesia Ortodoxa Rusa también ha retado el establecimiento en Rusia de diócesis de la Iglesia Latina.
El papa Francisco y el Patriarca Kirill reconocieron en su declaración conjunta “el derecho a existir de la Iglesia Católica Ucrania”.
El archidiácono Chryssavgis se preguntaba si este reconocimiento por parte del patriarca Kirill “fue motivado por factores más políticos que espirituales”.
En su declaración, el papa Francisco y el patriarca Kirill condenaron el conflicto actual en Ucrania, en el cual fuerzas militares rusas han anexado la Península de Crimea y han ayudado a rebeldes ucranios en su lucha contra el gobierno del país.
El arzobispo Tobin ve posible importancia en la manera particular en que el conflicto es descrito en la declaración.
“El documento no usa parte del lenguaje que es usado tradicionalmente por la Iglesia Ortodoxa para describir lo que está pasando allí”, él dijo. “Creo que esto es importante. Este no usa las palabras ‘guerra civil’ ni ‘fratricidio’, lo cual significa que esta es básicamente una disputa ucrania.
“Al no usar este lenguaje deja abierta la posibilidad de que en realidad está siendo provocada por otra persona. A veces no es lo que uno dice, sino lo uno no dice. Al no usar palabras codificadas tradicionales, como ‘fratricidio’ o ‘guerra civil’, el patriarca podría estar reconociendo que esto no es simplemente ucranios que no pueden llevarse”.
Aparte de las realidades políticas y militares y de las disputas teológicas que sirven de telón de fondo a la reunión entre el papa y el patriarca, ninguna de las cuales fueron resueltas con la reunión, el archidiácono Chryssavgis vio importancia en el mero hecho de que los líderes de estas iglesias se reunieran y hablaran entre sí por primera vez.
“Creo que esta es una dimensión importante, casi sagrada, al diálogo”, él dijo. “Si somos fieles a nosotros mismos y honestos con quienes estamos en diálogo; si no estamos en diálogo simplemente para imponer nuestra voluntad y nuestros modos; si nos acercamos al otro para dialogar en la verdad y en el amor, entonces nos hacemos susceptibles a la transformación.
“El diálogo nos deja más vulnerables, más receptivos a la gracia divina y al verdadero crecimiento”.