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El papa: Los sacerdotes pueden ser cegados por teología compleja, espiritualidad ‘burbujeante’

Pope Francis breathes over chrism oil, a gesture symbolizing the infusion of the Holy Spirit, during the Holy Thursday chrism Mass in St. Peter's Basilica at the Vatican March 24. (CNS photo/Paul Haring)

Pope Francis breathes over chrism oil, a gesture symbolizing the infusion of the Holy Spirit, during the Holy Thursday chrism Mass in St. Peter’s Basilica at the Vatican March 24. (CNS photo/Paul Haring)

by Junno Arocho Esteves

CIUDAD DEL VATICANO — Los sacerdotes tienen que identificarse con personas excluidas y no cegarse con una teología compleja, con una espiritualidad diluida excesivamente “burbujeante” ni con la mundanería que es más accesible en la era digital, dijo el papa Francisco.

Los sacerdotes también podrían ser oprimidos por la atracción de “miles de anuncios comerciales” que les impiden seguir adelante “por los caminos que nos llevan a amar a nuestros hermanos y hermanas, al rebaño de Dios, a las ovejas que esperan la voz de sus pastores”, él dijo el 24 de marzo durante la Misa crismal en la Basílica de San Pedro.

Sin embargo, Jesús viene a redimirlos y transformarlos de ser pobres y ciegos a ministros de la misericordia y el consuelo de Dios.

El papa Francisco presidió la primera de dos liturgias del Jueves Santo, en la cual bendijo los óleos que serán usados en los sacramentos del Bautismo, la Confirmación, la Ordenación y la Unción de los Enfermos. Más tarde ese día él había de celebrar la Misa de la Cena del Señor del Jueves Santo en un centro para refugiados en Castelnuovo di Porto, a unas 15 millas al norte de Roma.

Conmemorado la institución del sacerdocio por Jesús, el papa Francisco lideró miles de sacerdotes, obispos y cardenales que rodeaban el altar mayor de la basílica renovando sus votos sacerdotales. El papa reflexionó sobre la lectura del día del Evangelio según san Lucas, en la cual Jesús proclama el cumplimiento de la profecía de Isaías del Señor ungido, uno que lleva alegres noticias a los más bajos, sana a los descorazonados y libera a los cautivos, excarcela a los presos y consuela a los que están en duelo.

A pesar de encontrar oposición a sus palabras, Jesús “‘pasa entre’ todos aquellos que lo detienen y ‘continúa su camino'”, dijo el papa.

Jesús no lucha para aumentar poder. Si él derriba murallas y reta nuestro sentido de seguridad, él hace esto para abrir las compuertas de esa misericordia que, con el Padre y el Espíritu Santo, él quiere derramar en el mundo”, él dijo.

La misericordia de Dios, él continuó, es infinita y está continuamente en movimiento, frecuentemente en pasos pequeños que él avanza en lugares “donde la indiferencia y la violencia han predominado”.

La parábola del Buen Samaritano, dijo el papa, ejemplifica el camino de la misericordia, “que junta gestos pequeños” y permite que esta crezca “con cada señal y acto útil de amor”.

El papa Francisco también hizo un llamado a los sacerdotes a seguir el ejemplo de la “siempre creciente misericordia”, esbozando dos renglones donde Dios muestra un “exceso de misericordia”.

Recordando la parábola de Jesús, el papa dijo que el primer renglón es el feliz encuentro entre el misericordioso padre y el hijo pródigo, encuentro que sirve de recordatorio de “no temer exagerar nuestra gratitud” hacia Dios.

“La misericordia restaura todo; restaura la dignidad de cada persona. Es por eso que la efusiva gratitud es la reacción apropiada: Tenemos que ir a la fiesta, ponernos nuestra mejor vestimenta, desechar el rencor del hermano mayor, regocijarnos y dar gracias”, él dijo.

El segundo renglón en que Dios excede su misericordia, él continuó, es en su perdón, el cual capacita a los cristianos para “moverse directamente desde la deshonra más vergonzosa hasta la dignidad más alta”.

El papa añadió que la reacción apropiada al perdón del padre es “una tensión saludable entre una vergüenza dignificada y una dignidad avergonzada” que le permite a uno buscar “un lugar humilde” mientras permite que “el Señor lo levante para el bien de la misión, sin complacencia”.

Como ministros de la sobreabundante misericordia de Dios, el papa Francisco le recordó a los sacerdotes, obispo y cardenales presentes que ese crecimiento en esta aleccionadora dignidad puede ayudarles a entender su verdadero llamado.

“Son las personas pobres, hambrientas, prisioneras de guerra, sin futuro, tiradas a un lado y rechazadas, las que el Señor convierte en personas sacerdotales”, dijo el papa.

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