por Cindy Wooden
CIUDAD DEL VATICANO (CNS) — El papa Francisco les dice a superioras de órdenes religiosas de mujeres de todo el mundo que nombraría una comisión para que se estudie el tema relacionado con el acceso o no de mujeres al diaconado en conformidad como aparecen en el Nuevo Testamento y también reiteró que se puede y se debe hacer más para que personas laicas y mujeres dedicadas a la vida religiosa se involucren en las responsabilidades de toma de decisiones a todos los niveles de la iglesia.
Y cuando se le preguntó que si él establecería “una comisión oficial para que estudiara el tema “de la posibilidad o no de que se pueda admitir a mujeres para que ocupen el cargo de diaconesas, el papa Francisco respondió: “Sí, acepto. Sería beneficioso para la iglesia que se aclarara este tema. Estoy de acuerdo”.
El papa empleó más de una hora, el 12 de mayo, respondiendo a preguntas hechas por personas que pertenecen a la Unión Internacional de Superioras, y preguntándoles, a su vez, en forma repetitiva, si se necesitaba aclarar algo más y con desviaciones simpáticas o repetición de lo mismo con otras palabras cuando era evidente que no se había llegado a una comunicación completa.
“Me gusta escuchar sus preguntas pues me hacen pensar”, dijo el papa ante unas 900 madres superioras generales, que estaban ahí en representación de unas 500,000 hermanas religiosas de todo el mundo. “Me siento como portero en un juego de futbol soccer que espera que le llegue el balón pero no sabe de dónde va a venir”.
Cuando se le preguntó acerca de las diaconesas que aparecen en el Nuevo Testamento y acerca de la posibilidad de que en la iglesia actual se admitan a mujeres para el diaconado permanente, el papa Francisco dijo que era de su entender que las mujeres que se describen en las Escrituras en su papel de diaconesas no eran ordenadas como lo son los diáconos permanentes. Principalmente, dijo, parece ser que ayudaban en los bautizos llevados a cabo por inmersión de otras mujeres y con los santos óleos aplicados a mujeres.
Sin embargo, dijo el papa, “Le pediré a la Congregación de la Doctrina de la Fe que me digan si existen estudios sobre esto”.
El papa Francisco también prometió que le pediría a la Congregación del Culto Divino y de los Sacramentos que le enviara al conglomerado de la UISG (Unión Internacional de Superioras de congregaciones religiosas) una explicación completa de por qué las mujeres no pueden presentar homilías en la Misa. En la Misa, dijo el papa, la liturgia de la Palabra y la liturgia de la Eucaristía son partes de un todo y solamente una persona que ha recibido las órdenes sacerdotales puede presidir y predicar; a pesar que las mujeres pueden predicar en la parte correspondiente a la Liturgia de la Palabra cuando no hay celebración Eucarística.
La parte más importante de la pregunta se refería a la falta de influencia que tienen las religiosas dentro del proceso de toma de decisiones. El papa Francisco dijo que la obligación de escuchar la voz de las mujeres en las parroquias, en las diócesis y en el Vaticano “no era cuestión de feminismo sino que era un derecho”.
Todas las personas que han sido bautizadas; mujeres, hombre, laicos y consagrados a la vida sacerdotal o religiosa han recibido dones del Espíritu Santo para el bien de la iglesia, insistió el papa. La iglesia entera sufre cuando algunas voces son excluídas de la conversación, dijo el papa.
“Nuestro deseo es el de que la iglesia hable con nosotras, como sucede en estos momentos, y no que solamente hable acerca de nosotras”, dijo una de las hermanas.
“Hablar de alguien en ausencia no es evangélico”, dijo el papa. En las reuniones de la Congregación de Institutos de Vida Consagrada y Sociedades de Vida Apostólica, “ustedes deben de estar presentes y esto le diré al prefecto”, dijo.
“Nunca me imaginé que hubiera tal falta de conexión, en verdad. Gracias por decírmelo tan valientemente y por hacerlo con esa sonrisa”, dijo.
Empero, el papa Francisco les advirtió a las hermanas del riesgo del clericalismo, que el papa describió como “una actitud pecaminosa”, pero que es “como el tango, en el que se necesitan dos personas [para bailar].” Hay sacerdotes que se consideran a sí mismos como señores de la iglesia, dijo el papa; pero también hay mujeres y laicos “que piden ser clericalizados”.
Por otro lado, el papa expresó su preocupación por un número considerable de religiosas que trabajan como amas de casa con sacerdotes. Su trabajo es “el de siervas y no de labor de servicio”, dijo, y eso “devalúa su dignidad”.
Las hermanas aplaudieron cuando el papa sugirió que tales sacerdotes les paguen a mujeres de la localidad que necesiten trabajo y que dejen que las hermanas religiosas se ocupen de enseñar, de atender a los pobres y de curar a los enfermos. “Y cuando a sus superioras se les pida que manden a una hermana religiosa a hacer alguna tarea que sea más de servidumbre que de servicio, sean valientes y digan ‘No'”.
Y después de advertir que “el demonio entra por los bolsillos de uno”, el papa Francisco exhortó a las superioras a que escojan bien a quien va a fungir como tesorera de su respectiva congregación y a que sospechen de personas que se presenten como “amigos” ofreciendo buenas inversiones para aumentar el capital; también les exhortó a que se aseguren de que su pobreza evangélica sea una vida sencilla, pero no de miseria.
Y muchas de las hermanas presentes se sonrieron cuando el Papa les dijo que si su respectiva congregación se encontrara en graves aprietos económicos deberían recurrir a su respectivo obispo. Y cuando las hermanas se sonrieron, el papa, de broma, dijo que su única esperanza era el rezo: “danos hoy nuestro pan de cada día”.
Y volviéndose a poner serio, el papa Francisco insistió en que el voto de pobreza era cuestión de despegarse de los bienes materiales y de un compromiso con Dios y hacia el pobre, “pero que no era suicidio”.