por Wallice J. de la Vega
SAN GERMÁN, Puerto Rico (CNS) — Desconfianza hacia el gobierno local y las agencias federales ha causado duda entre los puertorriqueños sobre los informes de que la epidemia de Zika plantea una grave situación para la isla.
Los residentes locales vieron la primera detección de Zika el diciembre pasado como un susto más sobre los mosquitos. Dado el clima tropical de la isla todo el año, y la actual temporada de lluvia, los mosquitos son considerados una parte normal de la vida puertorriqueña. Esa actitud es complicada por percibidos pasados episodios de corrupción basada en epidemias por parte del gobierno y de empresas farmacéuticas.
Según el Departamento de Salud de Puerto Rico, este año la isla ha tenido 23,864 casos sospechados de Zika. De esos, 10,690 casos han sido confirmados, incluyendo 1,035 mujeres embarazadas, 90 pacientes tratados en hospitales y dos muertes.
Muchas personas que tienen Zika sienten pocos o ningunos síntomas. Ese hecho, combinado con el bajo índice de mortalidad y discrepancias en la información provista por el gobierno y los medios, ha llevado a un bajo nivel de conciencia y prevención pública en Puerto Rico.
Fue esa percepción lo que el personal médico del Hospital de la Concepción, en la ciudad sudoccidental de San Germán, identificó como la peor parte de la epidemia de Zika en la isla durante una entrevista con Catholic News Service el 16 de agosto.
“Eso es naturaleza humana”, dijo el Dr. Ramón Ramírez Ronda, infectólogo jefe del Departamento de Enfermedades Infecciosas y Control de Infecciones del Hospital de la Concepción. “Mientras no me pase nada, todo está bien; pero cuando alguien en casa se infecta, entonces empieza la limpieza de agua en el patio, se fumiga la casa … y entonces comienza el corre corre”.
La gravedad del riesgo, él dijo, “es que este virus en particular se transmite no solamente por mosquitos, sino también por el semen del hombre. El virus puede alojarse en el área testicular y en la próstata, de tal manera que tiene el potencial de transmisión durante un periodo de tiempo más largo”.
La Dra. Catherine Díaz Montijo, la epidemióloga residente del Hospital de la Concepción, advirtió que el virus del Zika no puede compararse con los virus del dengue o del chikungunya, aunque el mismo mosquito transmita los tres.
Con Zika, hay “otros tipos de manifestaciones y complicaciones”, ella dijo, “donde los daños a los niños [por nacer] podrían ser permanentes, donde uno podría contraer el síndrome de Guillain-Barré, con sus propias complicaciones”.
Según los Centros para el Control de Enfermedades (CDC), la infección del Zika en mujeres embarazadas “es una causa de microcefalia y otros defectos severos fetales del cerebro y ha sido vinculada con problemas en bebés, incluyendo defectos de los ojos, pérdida auditiva y déficit de crecimiento”. La agencia también ha dicho que varios países que han experimentado recientes brotes de Zika han reportado aumentos en el número de personas con Guillain-Barré, trastorno neurológico que causa debilidad muscular y, en algunos casos, parálisis.
Al 15 de agosto el número de casos de Guillain-Barré en Puerto Rico estaban siendo confirmados a “de dos a tres por semana”, según el Departamento de Salud de Puerto Rico.
“El aspecto más difícil del Zika es su conexión con Guillain-Barré”, estuvo de acuerdo Ramírez Ronda. “Si a uno le da (Zika), se resuelve fácilmente porque uno tiene síntomas mínimos, o ninguno, está un par de días decaído y se recupera. Pero si uno es sexualmente activo, uno puede transmitir una ramificación de personas infectadas, y Guillain-Barré. De esa manera los que están asintomáticos presentan un riesgo mayor que los sintomáticos”.
Ramírez Ronda se refirió varias veces al uso de condones para reducir la transmisión sexual del Zika. Ese tema desató un choque breve pero público entre la iglesia, el gobierno y la prensa.
La Iglesia Católica en Puerto Rico fue la primera organización religiosa en expresarse abiertamente y ofrecer dirección pastoral en cuanto al Zika, aun antes de que este se convirtiera en una epidemia local.
El arzobispo Roberto González Nieves de San Juan emitió un comunicado el 8 de febrero recordándole a los católicos la oposición eclesiástica al uso de condones y llamando a todos los católicos a “acoger con amor, misericordia y solicitud a las personas afectadas por este virus”.
Él también habló sobre la propuesta de las Naciones Unidas del aborto como “una alternativa” a la propagación del Zika, así como la sugerencia del Departamento de Salud de Puerto Rico de usar condones para lograr esos resultados.
La cobertura mediática del comunicado del arzobispo se enfocó mayormente en su comentario sobre los condones y citó a la secretaria del Departamento de Salud, Ana Ríus, diciendo: “Soy bien católica, pero tengo que diferir del arzobispo, hay que usar preservativos”.
Presionado por la prensa para comentarios adicionales, el arzobispo González Nieves contestó el 13 de febrero con otro comunicado.
“Me sorprendió que, ante la complejidad y magnitud de esta epidemia, la petición solo enfocara el tema de los condones”, él escribió, reiterando los “puntos que tocan aspectos pastorales, sociales y personales” en su comunicado original. “Ahora confío en la integridad profesional de los medios de comunicación social a informar responsablemente”, él concluyó.
Otro alboroto relacionado con el Zika estalló el 6 de julio cuando el CDC publicó en su sitio web un comunicado de prensa titulado “Puerto Rico comenzará fumigación aérea”, aparentemente sin que nadie en la isla lo supiera. Aun después que un comunicado corregido fuera publicado diciendo que el CDC y la Agencia para la Protección Ambiental (EPA) “instan al Estado Libre Asociado de Puerto Rico a considerar la fumigación aérea”, varias protestas callejeras ayudaron a detener la idea de la fumigación.
El rechazo general a la fumigación se fundamentó en el pesticida a ser usado, naled, el cual, según la EPA, “puede sobreestimular el sistema nervioso causando náuseas, mareos, confusión y, bajo muy alta exposición (como accidentes o derrames mayores), parálisis respiratoria y muerte”.
El gobierno municipal de San Juan presentó una demanda judicial federal el 21 de julio para prevenir la fumigación sobre su jurisdicción. Al día siguiente el gobernador Alejando García Padilla rechazó oficialmente la fumigación.
Díaz Montijo dijo que se esperaba que las mujeres embarazadas infectadas con Zika comenzaran a parir sus bebés “dentro del próximo mes”, añadiendo que “será entonces cuando sabremos si la condición se está manifestando en Puerto Rico de la misma manera que, por ejemplo, en Brasil, donde hay una alta incidencia de microcefalia”.
Ramírez Ronda habló del Zika en un nivel más personal.
“He estado en este campo 35 años, así que he visto muchos brotes, pero Dios no quiera que tengamos este, que es el peor debido a la conexión con Guillain-Barré”, él dijo.
Su rostro tornándose sombrío y un tanto emocional, él describió algunos de los pacientes del Zika que ha tratado: “Tengo un hombre de 52 años con una paraplejia total. Ahora mismo uno nació, aquí mismo, con microcefalia. Estuve tratando otro que falleció. Estamos ahora recibiéndolos gota a gota, pero cuando llegue el tsunami, digamos octubre o noviembre, veremos el verdadero impacto que esto tendrá en estos ocho a nueve meses pasados”.