por Catholic News Service
CIUDAD DE MÉXICO (CNS) — Líderes de la iglesia mexicana ofrecieron oraciones y pidieron la generosidad del público después de un sismo de 7.1 que azotó la capital de México y sus alrededores el 19 de septiembre, reclamando más de 240 vidas. Las víctimas incluyen al menos 20 niños atrapados en una escuela que colapsó.
El terremoto agregó a la miseria de los mexicanos que sufrieron un terremoto de magnitud 8.1 el 7 de septiembre. Ese terremoto dejó casi 100 muertos en los estados del sur del país y dejó a miles de personas sin hogar.
La Conferencia Episcopal Mexicana, en una declaración del 19 de septiembre, pidió “solidaridad con nuestros hermanos que están sufriendo varias calamidades que han golpeado a nuestro país”.
El sistema telefónico se agotó por la cantidad de llamadas y el tráfico se paralizó porque la falta de electricidad afectó los semáforos. En los barrios más afectados, la gente entraba, armada con baldes y palas para ayudar a sacar a personas de los escombros de los edificios colapsados. Otros ofrecieron donaciones de comida y bebida a los socorristas.
“Una vez más, estamos siendo testigos de la solidaridad del pueblo de México, que ve en el que sufre a su hermano”, dijeron los obispos. “Miles de manos han formado cadenas de vida, para rescatar, alimentar, o poner su granito de arena ante estas emergencias”.
Caritas Internationalis, una alianza humanitaria financiada por la Iglesia Católica, abrió centros de colección para ayudar a los damnificados del terremoto. En la ciudad de México, el cardenal Norberto Rivera Carrera pidió a todas las parroquias de las zonas afectadas, y sacerdotes religiosos y laicos, que colaboraran “con las autoridades civiles a fin de socorrer a las personas que han sido afectadas y den muestras de solidaridad Cristiana”.