por Zita Fletcher
ALBUQUERQUE, Nuevo México (CNS) — En una plaza rodeada por edificios color arena cientos de bailarines se movían y oraban como si fuesen uno.
Sus pasos movían la tierra como trueno, levantando nubes de polvo bajo un cielo azul abierto. El aire estaba lleno de sonidos de cánticos y toques de tambor. En medio de la celebración una estatua de santo Domingo estaba bajo una cobertura adornada con cuernos de venado, alfombras y ramas perennes.
El grupo estaba celebrando la fiesta anual del Pueblo Santo Domingo, hogar del pueblo kewa, una de 19 naciones nativoamericanas pueblo de Nuevo México. La fiesta conmemora tanto los residentes kewa del pueblo como a santo Domingo, su santo patrón dado por los frailes franciscanos españoles hace siglos.
Aunque el catolicismo fue llevado a los nativoamericanos en medio de incursiones foráneas y capítulos dolorosos en la historia, 18 comunidades pueblo continúan celebrando los días festivos de sus santos patrones como una unión única de creencias pueblo tradicionales y católicas, dijo Travis Suazo, oficial de participación cultural y comunitaria en el Indian Pueblo Cultural Center en Albuquerque.
“Creo que lo que ha pasado a través del tiempo es que ha habido una adaptación y un entrelazamiento culturales de la religión católica y nuestra religión y modo de vida indígenas en una celebración general de todas las cosas vivas”, explicó Suazo.
Los nativoamericanos pueblo hicieron sus casas en villas autónomas en el suroeste estadounidense. Durante miles de años practicaron cantos y bailes ceremoniales como medio de comunicación con el cielo. Ricas en simbolismo, las oraciones presentan varias formas de intercesión, incluyendo peticiones y agradecimiento. Bailes eran realizados durante el verano para orar por lluvia y en otoño por las cosechas.
Los cantos y bailes pueblo representan valores universales. “Las intenciones son para que toda la gente viva y todas las cosas vivas en este mundo en última instancia estén en equilibrio entre sí”, dijo Suazo, describiendo la naturaleza armoniosa de las oraciones pueblo. “Que inherentemente todas las personas son buenas y que las personas han de amarse unas a otras, respetarse unas a otras y tratarse unas a otras con bondad y compasión”.
El resultado es una forma combinada de culto que sucede durante los días festivos tribales, evento que es sagrado para los pueblo en muchos niveles.
“Nuestros bailes y nuestras canciones son una conexión con nuestros ancestros, con nuestra comunidad, con nuestro modo de vida y con nuestro sistema de creencias”, dijo Suazo. “Nuestros bailes son ejemplos e iteraciones de oración”.
El ICPP, fundado en 1976, está entre los pocos museos estadounidenses que es nativoamericano y propiedad operada por indios pueblo, que son distintos a otras naciones nativoamericanas.
“Nunca hemos sido expulsados a la fuerza de nuestras patrias tradicionales como desafortunadamente han sido otras tribus. Nos mantenemos conectados al sentido de lugar”, dijo Suazo, miembro de los pueblos acoma y taos.
“Continuamos ocupando y visitando lugares ceremoniales que nuestros ancestros han visitado. Continuamos practicando hasta este día nuestro modo de vida como ellos lo hicieron”, él dijo añadiendo los pueblo mantienen sus fuertes conexiones culturales en equilibrio con una sociedad moderna de corriente principal.
Ya que los días festivos son sagrados, no se permite fotografiar. Sin embargo, en el ICPP los pueblo comparten bailes y le explican el simbolismo sagrado a los extranjeros respetuosos. El ICPP también colabora con otros nativoamericanos de Nuevo México (incluyendo las tribus nómadas Apache y Navajo) para compartir historia, arte, cultura y alimentos.
La nueva exhibición del centro, “We Are of This Place: The Pueblo Story”, abrió en abril y fue el primero en una serie de eventos especiales. Esta provee vistazos y presenta exhibiciones interactivas de alta tecnología sobre la herencia cultural pueblo. Se tomó gran detalle para proveer una experiencia de inmersión. Mostrados hay música nativa, pantallas de audio saludos en las lenguas pueblo, ladrillos de gomaespuma para que los niños construyan villas y una amplia gama de arte pueblo. La exhibición contiene hasta una cocina típica de una abuela, con tarjetas de recetas verdaderas para alimentos tradicionales.
“La exhibición”, señaló Suazo, “es verdaderamente un maravilloso ejemplo de todo sobre quiénes somos como pueblo desde una perspectiva pueblo”.
Un área de la exhibición contiene arte folclórico devocional en retablos y pinturas de santos patrones de las distintas villas, incluyendo san José (Laguna), san Bonaventura (Cochiti), santo Domingo (Kewa), san Francisco de Asís (Nambé), san Esteban de Hungría (Acoma), santa Ana (Santa Ana), san Antonio (Sandía) y san Jerónimo (Taos).
El centro ofrece más información sobre días festivos, directrices para los visitantes y fechas en que las villas están abiertas al público.
El día de fiesta de una tribu es un evento muy anticipado, con familias pasando mucho tiempo preparándose. Los visitantes viajan de cerca y de lejos para asistir a las celebraciones. La estatua del santo patrón de cada pueblo ocupa un lugar de honor en medio de bailes y cantos. Toda tribu tiene tradiciones únicas influenciadas por la ubicación geográfica de su villa. Lo que cada pueblo tiene en común es la tradición de la hospitalidad, la apertura de corazones y hogares a parientes, amigos y visitantes no nativos. Los turistas son bienvenidos también.
“Creo que culturalmente la celebración de la comunidad, la familia, de agradecer y ser parte de la ceremonia es muy importante no solamente para los pueblo, sino para toda la gente indígena”, dijo Suazo”.