
por John Sorce
john.sorce@theleaven.org
KANSAS CITY, Kan. — En la víspera de su instalación como el duodécimo obispo y quinto arzobispo de Kansas City en Kansas, el arzobispo Shawn McKnight pidió unidad durante un solemne servicio de vísperas celebrado el 26 de mayo en la Catedral de St. Peter the Apostle.
El servicio de oración, oficiado por el cardenal Christophe Pierre, nuncio apostólico en Estados Unidos, reunió a clérigos, religiosos y laicos de toda la archidiócesis y de fuera de ella para dar la bienvenida al arzobispo McKnight a su nuevo cargo de pastor de la Iglesia local.
Entre los asistentes se encontraba el cardenal Robert McElroy, arzobispo de Washington, donde el arzobispo McKnight sirvió en la Conferencia de Obispos Católicos de EE.UU. hace algunos años.
También estuvieron presentes sus hermanos obispos de Kansas: Carl Kemme de Wichita y Gerard Vincke de Salina.
Aunque desde fuera la atención está puesta principalmente en él, dijo el arzobispo McKnight, quiso dejar claro que lo que realmente se celebra en esta ocasión es a la Iglesia local en su conjunto.
“Lo que celebramos esta noche y mañana no es a un arzobispo, sino a la Iglesia local, a quien este nuevo arzobispo ha sido llamado a servir”, afirmó. “Tomando prestadas palabras de nuestro nuevo Santo Padre, el Papa León XIV, en su elección como Sumo Pontífice: Esta nueva misión ‘no se basa en ningún mérito personal, sino en el llamado y la gracia de Dios’”.
“Acepto esta misión”, prometió el arzobispo McKnight, “pero solo con confianza en el Señor y en su ayuda misericordiosa”.

La Iglesia conmemora hoy a san Felipe Neri, señaló el arzobispo, un santo “notablemente ordinario” que fue un líder pastoral eficaz en su tiempo, capaz de “mover tanto a ricos como a pobres en la ciudad de Roma a una conversión personal más profunda al misterio de Cristo”, durante y después del Concilio de Trento.
Como lo describió John Rodden en la revista Commonweal, dijo el arzobispo McKnight, “[San Felipe Neri] fue extraordinario en su ordinariedad. Su ejemplo nos inspira y consuela. No fue un pensador brillante, ni un predicador fascinante, ni un vidente visionario, ni un misionero que recorriera el mundo. Fue, en cambio, algo igualmente si no más valioso: un oyente bendecido por Dios y un peregrino de la alegría eucarística.”
En este tiempo de transición en la Iglesia tanto con un nuevo papa como con un nuevo arzobispo a nivel local, san Felipe nos muestra un modelo de lo que significa llegar a ser una Iglesia más sinodal: tener el instinto natural y el respeto por la dignidad de cada persona; verlos como Dios los ve.
“Será importante para todos nosotros —clero y laicos— tomar ejemplo de Cristo y humillarnos para respetar a nuestros compañeros de camino en la senda trazada para nosotros por la muerte y resurrección de Cristo, e iluminada por la gracia y sabiduría del Espíritu Santo”, afirmó.
El arzobispo McKnight luego se tomó un momento para reflexionar sobre la misión que tiene por delante. Aunque la tarea puede parecer abrumadora, dijo, espera servir bien a Dios —así como al pueblo del noreste de Kansas—.
“Al reflexionar sobre la misión que el Papa Francisco me ha llamado a aceptar, tiemblo ante la imponente tarea que tengo por delante”, expresó. “Espero con ilusión conocer nuevos amigos y establecer relaciones que no solo beneficien mi conversión personal, sino que también sirvan para edificar el Reino de Dios en el noreste de Kansas.”
El Papa León XIV tomó como lema la frase: “En el Uno, somos uno”, dijo el arzobispo, lo cual significa que solo en Cristo es posible la unidad, ya que los cristianos somos de muchas culturas, lenguas, generaciones y condiciones sociales.
Por ello, el arzobispo McKnight animó a todos a acercarse a la Iglesia tal como son.
“Sólo somos la iglesia entera cuando aportamos lo que somos, lo que Dios creó, para ser parte de ella”, afirmó. “Y cuando nos negamos a aportar nuestros dones únicos al Cuerpo de Cristo, la Iglesia está incompleta.”
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