por David Agren
MONTERREY, México (CNS) — La Conferencia Episcopal Guatemalteca le pidió al presidente de su país que renunciara a su cargo, después de que habían surgido escándalos de corrupción en la clase política del país y los ciudadanos se habían echado a las calles en protesta.
“Desafortunadamente, es evidente y lamentable que grandes sectores de la población ya no tengan confianza en el presidente”, dijeron los obispos en una declaración del 27 de agosto, firmada por el presidente del episcopado, el obispo Rodolfo Valenzuela Núñez de Vera Paz, y el secretario general, obispo Domingo Buezo Leiva de Izábal.
“En los casos de corrupción se ven involucrados varios colaboradores. Y las acusaciones en contra del presidente y la renuncia de miembros de su gabinete le han hecho perder visibilidad como dirigente y perdido también sólido apoyo que le garantizara la continuación de su misión como gobernante”, se añadía en la carta. “Por amor a la verdad y por nuestra responsabilidad de promover la paz, creemos que el presidente debe de reflexionar, sopesando en su conciencia la decisión de su renuncia”.
El presidente Otto Pérez Molina dijo el 23 de agosto que no renunciaría y que permanecería en su puesto. Su término fenece en enero, aunque las elecciones presidenciales se llevarán a cabo el 6 de septiembre.
Su decisión siguió al encarcelamiento de la exvicepresidenta, Roxana Baldetti, quien renunció a principios de este año, después de haber sido acusada de recibir sobornos en un escándalo de aduanas. La Baldetti permanece encarcelada, pero niega haber infringido la ley, incluyendo el cargo de haber aceptado $3.7 millones de manos de negociantes que evitaban pagar impuestos de importación.
La persistencia del presidente de permanecer en el poder causó protestas, al tiempo que cerraban las tiendas, incluyendo distribuidoras de comida rápida como el pollo favorito frito “Pollo Campero”.
Por lo menos siete miembros del gabinete han renunciado, algunos han salido del país, informó la Associated Press.
Por parte de la fiscalía del país también se le animó a Pérez a dejar su puesto “para evitar falta de gobierno que le llevaría como resultado inestabilidad al país”.
Los obispos se hicieron eco de esa preocupación, diciendo: “Tememos que esta disposición actual cause mayor polarización en el país y genere mayor conflicto”.
La corrupción no es poco común en Guatemala, país centroamericano con reciente historia de triste guerra civil, con menores emigrantes y violencia de grupos de traficantes de drogas.
La Comisión Internacional en contra de la Impunidad en Guatemala y la dependencia de la fiscalía han perseguido a políticos de grado, incluyendo algunos a los que se acusa de otorgar contratos fraudulentos para dar servicios de diálisis de riñón y medicina a pacientes.
Mediante el trabajo de la comisión se interpreta que “nadie se sienta seguro ” dentro de una clase política y de negocios acostumbrada a gozar de impunidad, dijo Mike Allison, experto en política de Centroamérica en la Universidad Scranton, dirigida por jesuitas. “Durante algunos años pasados, los guatemaltecos han estado poco conformes con grupos elitistas dentro de la política y del sistema político en general”.