por David Agren
CIUDAD DE MÉXICO (CNS) — La conferencia de obispos mexicanos y el Vaticano han confirmado que el papa Francisco visitará México en el 2016, marcando su primer viaje a este país fuertemente católico en las postrimerías de la agitación debido a la violencia, el crimen y la corrupción.
El obispo auxiliar Eugenio Lira Rugarcía de Puebla, secretario general de la conferencia, dijo a Catholic News Service que el papa viajará a México el año próximo, aunque las fechas y los detalles estaban todavía por determinarse. El padre jesuita Federico Lombardi, portavoz del Vaticano, le proveyó información similar a la red Televisa, añadiendo que el viaje probablemente ocurriría durante la primera mitad del 2016 e incluirá una parada en la capital, Ciudad de México.
El papa Francisco había pensado visitar México, hogar de la segunda población católica más grande del mundo. Después de visitar las Filipinas el año pasado, el papa dijo que quería caminar desde México entrando a Estados Unidos “como señal de hermandad y de la ayuda de los inmigrantes”, junto con visitar la Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe, el santuario mariano más visitado del mundo.
Él dijo en septiembre que planeaba entrar a Estados Unidos en un cruce de frontera, ir desde Ciudad Juárez hasta El Paso, Texas, pero optó por ir a Cuba después que el país comunista y Estados Unidos, con ayuda del Vaticano, terminaron su distanciamiento.
La migración, en forma de centroamericanos viajando cruzando México y cayendo víctimas de criminales y funcionarios públicos corruptos, es uno de los asuntos potenciales en la agenda del papa Francisco en México.
Una visita a principios del 2016 se daría mientras el país continúa confrontando vicios como la corrupción, la cual ha implicado al presidente, y la inseguridad en estados tales como Michoacán y Guerrero, este último siendo donde 43 estudiantes fueron secuestrados y presuntamente asesinados en septiembre del 2014 por policías que actuaban compinchados con criminales.
El papa Benedicto XVI realizó un viaje papal a México en marzo del 2012, visitando el estado de Guanajuato. Su visita atrajo unas 600,000 personas a la Misa final, doblando las expectativas, aunque su mensaje se mantuvo fuera de asuntos incómodos como la seguridad.