
por Moira Cullings
moira.cullings@theleaven.org
CIUDAD DEL VATICANO — La Plaza de San Pedro estalló de alegría cuando apareció el humo blanco desde la Capilla Sixtina el 8 de mayo.
“La multitud, los gritos, la gente corriendo — fue tanta intensidad, tanta emoción,” dijo el padre Anthony Saiki, rector de la Catedral de San Pedro Apóstol en Kansas City, Kansas.
“La gente se empujaba para poder acercarse lo más cerca posible,” continuó. “Fue una especie de estampida.”
Cuando el cardenal protodiácono Dominique Mamberti apareció en el balcón de San Pedro, la multitud guardó silencio.
“Cuando el cardenal estaba a punto de anunciar el nombre, se podía escuchar caer un alfiler en la plaza,” dijo el padre Saiki.
El cardenal Mamberti anunció que el nuevo papa era el cardenal Robert Francis Prevost.
“El cardenal Prevost era un cardenal nuevo,” dijo el padre Saiki, “y el cardenal Prevost era estadounidense. Y el cardenal Prevost no estaba en el radar de nadie.
“Nos dijimos: ‘¿Qué acaba de pasar? ¿Dijo que el cardenal de Chicago fue elegido papa?’”
El padre Saiki llegó a Roma el 5 de mayo, apenas dos días antes de que comenzara el cónclave.
“Fue una idea espontánea,” dijo. “Un amigo mío del Reino Unido dijo: ‘Creo que voy a ir al cónclave.’”
Su amigo alquiló un apartamento y le dijo que había un cuarto extra, así que le dijo que se animara a ir. Un tercer sacerdote también se unió al viaje.
El padre Saiki vivió en Roma de 2017 a 2020, “así que fue como volver a casa,” dijo.
Pasó los primeros días volviendo a familiarizarse con la ciudad y disfrutando de la comida italiana.
“La ciudad estaba tan llena,” dijo. “Cada iglesia estaba abarrotada, las calles estaban llenas, los restaurantes también.
“Creo que hubo un aumento de tráfico por el cónclave, pero también es el Año Jubilar de la Esperanza, así que ya había muchas peregrinaciones planeadas.”
El 7 de mayo, primer día del cónclave, pasó la mañana en Santa María la Mayor, donde está enterrado el papa Francisco.
“Recé en su tumba y también recé en la tumba del papa san León V,” dijo, “pidiéndole que intercediera por los cardenales y los inspirará mientras elegían al nuevo papa.”
El padre Saiki llegó a la Plaza de San Pedro esa tarde, cuando los cardenales entraban en la Capilla Sixtina para el cónclave.
Dos días después, cuando el papa León XIV salió al balcón, el padre Saiki vivió intensamente el momento histórico.
“Me pareció hermoso su discurso,” dijo. “En las pantallas gigantes se podía ver que tenía lágrimas en los ojos. Era tan humano, ¡pero al mismo tiempo era el papa!
“Fue un momento realmente hermoso y emocionante.”
Para cerrar su viaje, el padre Saiki pasó tiempo con el arzobispo designado Shawn McKnight, quien estaba en Roma por una peregrinación planeada con anterioridad.
“Fue realmente hermoso estar con él, disfrutar de Roma juntos, vivir este momento en la vida de la Iglesia juntos,” dijo.
El arzobispo designado invitó al padre Saiki a concelebrar la Misa con él en la Basílica de San Pedro, en el Altar de la Cátedra.
“Dios ciertamente bendijo ese momento,” dijo el padre Saiki.
Estar rodeado de católicos de todo el mundo durante su tiempo en Roma fue algo poderoso.
“Significó mucho estar allí y presenciar ese momento histórico,” dijo el padre Saiki, “pero también vivir de forma tan concreta la universalidad de la Iglesia.”
Él espera que, a través de la elección papal, los católicos tengan “un nuevo entusiasmo por la Iglesia y un nuevo reconocimiento de cómo Dios camina con ella.”
“Estoy realmente agradecido con los cardenales que son dóciles a Dios,” dijo, “y eligieron a este hombre verdaderamente extraordinario como nuestro nuevo Santo Padre.
“Es un momento para celebrar.”