por Catholic News Service
SAN SALVADOR, El Salvador (CNS) — Un grupo en El Salvador está organizando una caminata de más de 90 millas durante tres días para conmemorar el centenario del nacimiento del beato Oscar Romero.
Los participantes saldrán de la Catedral Metropolitana de San Salvador el 11 de agosto y están programados para llegar el 13 de agosto a Ciudad Barrios, la ciudad donde nació Romero.
La peregrinación “Caminando hacia la cuna del profeta” cruzará cuatro diócesis: San Salvador, San Vicente, Santiago de María y San Miguel.
El beato Romero nació el 15 de agosto de 1917 y el centenario será conmemorado con una Misa en la catedral de San Salvador. El cardenal chileno Ricardo Ezzatti de Santiago, enviado especial del papa Francisco a la celebración, será el celebrante principal.
También hay Misas programadas en otras partes del país. El 12 de agosto el arzobispo Leon Kalenga Badikebele, nuncio apostólico en El Salvador, pronunciará la homilía durante una Misa conmemorativa en la Diócesis de Santa Ana, en el oeste del país, mientras que el cardenal salvadoreño Gregorio Rosa Chávez, amigo íntimo del beato Romero, está programado para hacer una presentación sobre la vida y obra del arzobispo.
Cuando anunció las actividades el 31 de julio, la conferencia episcopal salvadoreña dijo que hace tres años había “invitado a todos los feligreses — salvadoreños y del mundo — a prepararse para este centenario para recordar al beato Romero como hombre, pastor y mártir”.
El sacerdote asesinado fue beatificado el 23 de mayo de 2015 en San Salvador. En una carta leída ante unas 250,000 personas reunidas para el evento, el papa Francisco describió al beato Romero como “una voz que continúa resonando”.
El líder religioso salvadoreño, ordenado el 4 de abril de 1942, fue nombrado arzobispo de San Salvador el 23 de febrero de 1977 y fue asesinado durante una Misa en una capilla de hospital el 24 de marzo de 1980, un día después de pronunciar un sermón en el cual pidió a los soldados salvadoreños que obedecieran lo que él describió como la orden de Dios y dejaran de realizar actos de represión.
El funeral del arzobispo el 30 de marzo en la catedral, al cual asistieron más de 200,000 dolientes, fue interrumpido por disparos que dejaron entre 30 y 50 muertos.